Textos y claves… ||Oposición, ni con la pandemia…

Textos y claves…||Oposición, ni con la pandemia…

Miguel Ángel Arrieta

Si alguna utilidad tuvo la manifestación anti AMLO realizada en Acapulco, es la doble confirmación de la irreversible desventaja electoral en la que se mantienen los detractores de Morena, y la carencia de una oposición sólida capaz de generar en Guerrero expectativas de contrapeso partidista rumbo a la elección del 2021.
De hecho, el cálculo político para capitalizar el desgaste asimilado por el lopezobradorismo durante la pandemia del Covid-19, no está tan errado; el problema es que si la oposición PRI-PAN-PRD-MC intenta sacar provecho de este momento de debilidad institucional de la 4T, reveló que por el momento no dispone ni de la fórmula estratégica para incubar una primavera Egipcia, ni los personajes que dan la cara por el bloque anti morenista cuentan con credenciales capaces de recuperar confianza ciudadana.
Por lo pronto, la marcha de quienes pretenden destituir al presidente López Obrador solo sirvió fortalecer la devoción religiosa que desde hace 14 años han profesado miles de guerrerenses hacia el ahora presidente de México, y ratificó la disminuida existencia de otras fuerzas políticas incapaces de reorganizarse casi dos años después de descalabro del 2018.
Rumbo a una elección de gobernador, ayuntamientos y diputaciones, los partidos se localizan en la triste realidad de que su capacidad de convocatoria ha perdido todo encanto y ni con el fragoroso activismo del Senador Manuel Añorve Baños regalando despensas a organizaciones beneficiarias del PRI, logra recuperar simpatías.
La revisión inmediata del escenario partidista en el estado, permite visualizar que sin prebendas concedidas por el aparato del poder priista en la presidencia de la República, la militancia ideológica se extingue ante la fuerza de la costumbre identificada como el dando y dando: -yo te doy mi apoyo si tú me das algo a cambio.
En realidad, los líderes de la oposición a Morena y a López Obrador han perdido tiempo vital en Guerrero al intentar reconstruir las ruinas de sus respectivos institutos sobre la misma estructura organizacional concesionaria del poder, en lugar de potenciar un partido de la sociedad cuya maduración pudiera utilizar la protesta callejera como un laboratorio y no como un parámetro de aprobación ciudadana.
Después de todo, el vacío que dejaron priistas, perredistas y panistas como controladores del espectro presupuestal ya fue ocupado por Morena. Las bases electorales del nuevo partido en el poder federal, votarán en reciprocidad a los programas sociales que les benefician con dinero regalado.
Si la política es la acción de lo que el discurso dibuja, lo grave para la oposición radica es no contar ni siquiera con figuras de liderazgo que entiendan la necesidad de coaligarse en una propuesta de nación que reconstruya lo que Peña Nieto destruyó en seis años entintados de escándalos por corrupción, nepotismo y ausencia de vocación política.
Miles de priistas todavía no acaban de entender cómo fue que el ex presidente designara al frente de su partido a dos figuras improvisadas, -Enrique Ochoa y Claudia Ruiz Massieu-, carentes de experiencia en directivas partidistas, burócratas agazapados y bloqueadores de tareas democratizadoras al interior de su partido.
En el fondo, la capacidad de recuperación de la oposición en Guerrero, se deriva de la resistencia manifestada por ciertos grupos para reconocer que las únicas figuras que respetan y valoran los morenistas como líderes competitivos en la entidad son Héctor Astudillo Flores y Ángel Aguirre Rivero; lo que constituye un problema real en la búsqueda de opciones para el 2021 ya que la figura de la reelección está descartada constitucionalmente.
De ahí debería partir el enfoque de competencia partidista si realmente tratan de encontrar la punta de la madeja: los partidos deben comenzar a trabajar no con los representantes más conocidos, sino con los que menos negativos tienen y ello les permitiría tener más posibilidades en el proceso electoral del 2024. Para el 2021 ya no hay tiempo.
Las múltiples caras de la pandemia del Covid-19 colocan a Guerrero en la entrada de una crisis política y económica sin precedente, con saldos sociales facturados a figuras del pasado y del presente, por lo tanto no es conveniente creerse a salvo en el ojo del huracán.
Al final de cuentas, la responsabilidad de la debacle que viene no es solo de un color o tiene como propietario a un solo personaje o partido.
Quienes apuesten a sentirse seguros por encontrar una tablita cuando falta superar otro buen tramo de tormenta, deben de voltear por lo menos treinta años atrás para entender que no son tiempos de culpar.
La peor realidad aún no puede contabilizarse.