Guerrero excluido

Angel Aguirre

Ángel Aguirre Rivero // Me duele lo que pasa en mi estado. Leo con tristeza cómo la delincuencia organizada fustiga a muchos sectores de la población a quienes se les imponen cuotas en la venta de carne, huevos, refrescos, cervezas, mezcal y todo tipo de productos básicos en regiones como la Tierra Caliente o la Costa Grande.

El presidente López Obrador nos visitó en Acapulco, fue un par de horas en una reunión a puerta cerrada, pero al término, ofreció revisar en su siguiente visita la situación de inseguridad.

El tiempo se agota y Guerrero sigue en el olvido en cuanto a inversiones. A diferencia del sureste, donde se detonan grandes proyectos… Y qué bueno que así sea. Pero una vez más a Guerrero se le olvida, la Sierra arde, la Montaña empobrece cada vez más y la bahía de Acapulco sigue esperando cerca de 300 millones por parte de Sedatu para trabajos de drenaje, pero éstos no llegan. Y se requieren más de 6 mil para llevar un verdadero saneamiento.

En Iguala se construye un nuevo palacio municipal de más de 300 millones de pesos, obra financiada entre el ayuntamiento y Sedatu, cuando la población lo que necesita es agua, drenaje, luz, vialidades. Algo huele mal.

Algo similar sucede en Chilpancingo, con el nuevo recinto ferial, obra a la que Sedatu destina más de 200 millones de pesos, cuando todos mis paisanos claman sólo una cosa: agua, agua, agua.

La red carretera de la Tierra Caliente se encuentra en su peor estado y la inversión federal no llega.

Presidente López Obrador: yo voté por usted e invité a muchos guerrerenses a que lo hicieran. ¿Por qué no iniciar el puerto seco en los límites de Guerrero con Michoacán?, ¿o destinar una partida para verdaderamente sanear nuestra bahía?, ¿por qué no hacer de 4 carriles la carretera a Zihuatanejo como se está haciendo a la Costa Chica, (decisión que siempre le voy a reconocer).

¿Por qué no conectar el Macrotúnel con la Autopista del Sol como está proyectado?, ¿por qué no resolver en definitiva el problema del agua en Chilpancingo?

Tengo claro que a usted le queda sólo poco más de un año, pero bien podrían iniciarse algunos de estos proyectos y que el nuevo gobierno seguramente les daría continuidad.

Usted podría pasar a la historia como el Presidente que sembró las bases de un nuevo Guerrero. Los guerrerenses somos gente buena y leal, lo que queremos son oportunidad para salir adelante.

Esperamos muy pronto su respuesta.

Del anecdotario

Diego Herrera de Jesús fue presidente municipal del reino amuzgo (Xochistlahuaca) allá por 1985. Yo en esos años fungía como secretario general de Gobierno del gobernador Alejandro Cervantes Delgado.

Un día llegó hasta mi oficina a quejarse:

—Mira, licenciado, vengo a decirte que no me gusta que me citen a reuniones a Chilpancingo, porque tengo que pagar hotel, comida y contrato un taxi que me trae desde de mi pueblo. Entonces eso a mí me sale caro.

Le expliqué que hablara con su tesorero y que él tenía una partida para viáticos que le cubría ese tipo de gastos cuando fueran oficiales.

—¿Y cómo le tengo que hacer? —me preguntó.

—Pues si vas a un restaurante, pides una factura o una nota a nombre del H Ayuntamiento de Xochistlahuaca y tu tesorero te las tiene que pagar.

A los 3 meses regresó muy contento a mi despacho.

—¿Qué pasó, mi presidente, cómo te ha ido?

—Oye, licenciado, yo toy muy contento.

—¿Por qué, Diego?

—Porque ahora que vengo Chilpancingo, paso comer restaurant y como bien y hasta pido un cerveza y refresco y digo: ‘traiga nota. H Ayuntamiento Xochistlahuaca’. Y hotel, igual.

—Te voy hacer un pregunta, licenciado.

—A ver, dime, Diego.

—Si yo paso a Acapulco donde están las muchachas bonitas y me quiere meter con una, ¿puedo pedir factura H Ayuntamiento Xochistlahuaca?

—¡Ah, no, mi querido presidente Diego, ahí sí ya no se puede! —Y no me pude contener la carcajada.

La vida es así…