¡Jálalo que es pargo!

Basura: Conciencia y consecuencia

 

Por Jacko Badillo

Con las primeras lluvias de la temporada, es común observar toneladas de basura que bajan de las partes altas de la ciudad arrastradas por las corrientes pluviales en barrancas y arroyos que irremediablemente van a dar al mar.

Triste espectáculo ver a nuestras maravillas naturales como son las playas y el lecho marino inundados de desechos, pero más lamentable es saber que ello es producto de la inconsciencia de los ciudadanos, aunado a la apatía de la autoridad para aplicar con rigor las reglas ambientales y demás normas.

Se ha pregonado hasta el cansancio que todos debemos poner la basura en su lugar; constantemente se repite la frase de que la ciudad más limpia no es aquella que más se barre, sino la que menos se ensucia, y como decían nuestros abuelos, parece que a la gente eso le entra por un oído y le sale por el otro.

Nunca van a estar de más las campañas de concientización, el inculcar en nuestros hijos, además de valores, buenos hábitos de higiene, así como el respeto a nuestro medio ambiente; sin embargo, ante la gravedad de la situación es tiempo también de hacer valer la ley.

Una sociedad donde impere la anarquía, con ciudadanos irresponsables y gobiernos omisos que por comodidad o desidia acostumbran hacerse de la vista gorda, es difícil que problemas como el depósito de basura en lugares inadecuados puedan erradicarse.

En pocas palabras: Hagamos conciencia, o atengámonos a las consecuencias.

Mientras tanto…¡Jálalo que es pargo!