Evodio Velázquez Aguirre // En lo que va del año son cinco lo periodistas que lamentablemente han sido asesinados en distintas entidades de la República. Sin embargo, hasta el momento las muertes de Lourdes Maldonado, José Luis Gamboa, Margarito Martínez, Roberto Toledo y Heber López, no han tenido respuesta; por el contrario, pareciera ser que las llevan por la ruta del “carpetazo”, tanto las fiscalías estatales como la federal.
El Estado simplemente hace mutis y prefiere “capotear” no sólo este tema, sino otros más fundamentales para la vida pública del país como la salud, la seguridad y la economía.
Por eso, durante mi reciente visita al puerto de Acapulco me solidaricé con los representantes de los medios de comunicación ante los atentados contra sus compañeros, y por supuesto, por los señalamientos de los que han sido objeto por parte de la federación y funcionarios de todos los niveles de gobierno; tal como sucedió hace unos días en el ámbito local entre un alterado director de protección civil y el corresponsal nacional de Milenio.
El tema es profundo, y es que miro con preocupación que muchos servidores públicos de los gobiernos de la Cuarta Transformación no estaban, ni remotamente, preparados para afrontar la presión que significa un cargo, de ahí se derivan sus frustraciones y constantes enfrentamientos con la prensa.
El ejemplo, desafortunadamente, viene desde Palacio Nacional, donde los medios se han convertido en un contrapeso natural del sistema y de la agenda pública que todos los días dictamina el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador desde “la mañanera”, quien al pretender comunicar una línea única choca con periodistas críticos, que escuchan y hacen un planteamiento que le duele hoy al sistema de gobierno y que ahonda la confrontación.
Y no se trata de defender casos como el de Loret de Mola o a alguien más; más bien es grave lo que está pasando, porque la oposición se hizo para poder enfrentar visiones, formas de gobierno, de pensar y de actuar, me refiero a la oposición política; pero hoy es claro que existe una oposición también de los medios de comunicación por los ataques que de manera sistemática se hacen contra los periodistas en este país, dividiéndolos entre conservadores y liberales.
Por ello, los medios no tienen de otra más que defenderse también, esto aunado a la crisis de violencia que vive el país, no de ahorita pero sí de muchos años y agravada más en este sexenio, la confrontación entre ambos sectores se vuelve un polvorín. Sin embargo, una cosa tengo clara; que, por encima de cualquier frustración, autoritarismo gubernamental y desacuerdos, siempre prevalecerá la libertad de expresión. Voces plurales es lo que se ocupa perennemente.
Sobre el Parque…
Mucho revuelo causó mi declaración sobre el recién remodelado Parque Papagayo, mi figura es polémica lo sé, porque gobernar el municipio más importante de Guerrero genera un desgaste natural, y por supuesto, adversarios, lo tengo perfectamente claro; pero no me escondo, camino siempre con la cara en alto y lo que digo lo hago de frente, sobre todo cuando faltan voces críticas para expresar lo que mucha gente piensa.
Lo del Parque es una obra faraónica, mediática, porque definitivamente no se ve. Que me digan a mí y a muchos dónde se mira y se palpa la inversión, porque no la encuentro. Con ese recurso hubiésemos podido terminar el cristo más grande del mundo que detonaría el tema turístico; o construir un teleférico del anfiteatro de Acapulco a la zona Costera para tener otros canales de movilidad; obras que, por muchos factores, pero sobre todo el de la falta de solidaridad, no se pudieron concretar.
No me opongo a las acciones del gobierno federal, que quede claro, bienvenidos los 3 mil MDP anunciados por el presidente AMLO para la región de la Montaña, lo celebro, ojalá se apliquen correctamente, porque definitivamente en esa zona tan marginada hacen muchísima falta.