Enfoque || La pacificación social en Guerrero, exclusiva y obligación de los ordenes de gobiernos

 

Carlos Díaz Figueroa

Ninguna congregación católica tiene porqué involucrarse con lo que acontece en Guerrero con el crimen organizado, bajo un clima de tensión, lo que por derecho le corresponde a los gobiernos actuar en consecuencia y en referencia..

“No puede haber obispos que representen a Dios y otros que representen al Diablo”, fue un directo señalamiento en opiniones encontradas en los centros de café, al coincidir que la Iglesia católica no tiene que involucrarse en asuntos del estado.

Ante la situación de violencia e inseguridad en la entidad guerrerense, respaldan la gestión puntual de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, al negar que en Guerrero haya un Estado fallido, lejos de ingobernabilidad o represión.

Aún y más allá de la situación del crimen y la violencia qué en Guerrero prevalece, el gobierno del estado ha dado la mayor certeza en disminuir el índice delictivo al igual que acciones de alcance en la prevención del delito, sin precedentes.

La única responsable de otorgar seguridad es la Gobernadora Evelyn Salgado en coordinación con los alcaldes y la colaboración con la federación, sin que se involucren otros actores facticos en la pacificación y el estado de derecho en Guerrero.

Muestra de ello, aseguran quienes opinan a lo referente que la ejecutiva del estado no tiene que andar pidiendo apoyo a poderes fácticos para pacificar el estado, toda vez que esta integrada una mesa de estrategia de seguridad.

Por lo que, los órdenes de gobiernos a lo anterior, están obligados en actuar de frente con este cáncer delictivo que ha pretendido distraer la imagen de bienestar integral, gobernabilidad y estabilidad social en la entidad guerrerense.

La Gobernadora no tiene que negociar con el narco porque no debe ni puede ser cómplice”, puntualizaron en opiniones en coincidencia con los márgenes en el combate y la disminución con la ola de inseguridad entre el crimen y la violencia.

Por ello, retomando aquella supuesta tregua de algunos carteles encabezada por la iglesia hay quienes consideraron impertinente que la religión se convirtiera en el centro de la negociación para lograr la paz y tranquilidad social en el estado.

De tal manera, quienes opinan sobre tal tema rechazan la actitud de la iglesia y consideran que sea el gabinete de seguridad e involucrados en el tema en combatir y disminuir tal fenómeno como responsabilidad y obligación de ellos.