Aunque a veces coincidiendo con los acuerdos y consensos que se construyen, los diputados del PRI en el congreso del estado lanzaron consignas de frente a las debilidades egoístas, de ambición y oportunismo previó a las reformas legislativas.
En un debate de varios minutos, legisladores priístas y morenistas discutieron referente a la ampliación del periodo del rectorado en la UAGro y otras evidencias de incertidumbre con la llamada transformación en el país y en Guerrero.
Al separar acuerdos y consensos que se vienen construyendo en los grupos parlamentarios, Diputados del PRI aprovecharon para curarse en salud ante el escenario de indecisión que prevalece en morena como un todo.
El priísta Jesús Parra advirtió que se debe revisar de fondo previa a la ampliación del periodo de rectorado y dependerá del contenido de ella actuar y coincidir en un acuerdo en común que no esté disfrazado en ambición y oportunismo tal reforma.
De ahí, la participación de la diputada Pilar Badilio quien se salio del contexto y dio apertura a ciertas evidencias en el comportamiento desde la federación, principalmente en el señalamiento directo al gobierno municipal de Acapulco.
Más allá de una controversia estéril, la oposición despertó en cuestionar lo que aún le falta al gobierno de México por cumplir, de lo que están muy lejos del cambio que prometieron a siete años del compromiso con la crucial transformación.
Aunado a ello, fue el debate a medias este martes en el recinto de sesiones del congreso del estado y me refiero a endeble por la actitud de beligerancia que la mayor de las veces asumen todo los diputados en revisar y aprobar leyes de reformas.
En respuesta, los morenistas se reservaron subirse y meterse a las patas de los caballos de los priístas en defensa a lo indefendible, lejos en reconocer está etapa de variadas evidencias de actores que están en el dominio de la crítica destructiva.
Por separado, expertos analistas políticos de diferentes colores partidistas aseguran que para legislar en las reformas a la ley se debe asumir con alto grado de responsabilidad, sin caer en la complicidad del interés particular de ambición.