

Llama la atención cuando los actores saben hacer buena política de cordura y respeto, sin caer en la diatriba contra las autoridades y gobernantes en turno, y en un contexto de admisión reconocer el esfuerzo en preservar la estabilidad social.
Son contados los ex gobernadores en Guerrero que no se han ocupado en opinar y evaluar, y no porque no haya bases en la construcción, sino, por el respeto a las formas y los tiempos a las actuales administraciones en el ámbito municipal y estatal.
Y que mejor forma propia en el ex mandatario, Héctor Astudillo Flores al igual que el mismo Angel Aguirre y Rubén Figueroa Alcocer, tales actores con un sentido de conciencia política a través de la cordura y respeto a los gobiernos en turno.
La consistencia debe radicar en la constancia e inteligencia para gobernar, lejos del egoísmo y la confrontación, toda vez que el acto de juicio y responsabilidad es la forma de generar certeza para garantizar la paz social en Guerrero.
Más allá de coincidencias en colores partidistas, los ex mandatarios se han reservado en centrar el señalamiento directo incluso destructivo para evaluar un gobierno que ha dado muestra de esfuerzo en preservar la gobernabilidad.
“La política es de acción y respeto” lo anterior en base al punto de encuentro en el reconocimiento de lo alcanzable y determinante en este gobierno de cambio y transformación, aunque todavía con algunos pendientes por solucionar.
Los gobiernos anteriores y en turno han logrado la capacidad en construir un estado con mayores oportunidades, no obstante que dirigir el destino de Guerrero se requiere de la disposición con una nueva cultura política de amplio margen.
Por eso, llama la atención el actuar de aquellos políticos de calidad y vigentes en criterios de total respeto a la formas quienes actualmente gobiernan en los municipios e igual representan mayoría en el Poder Legislativo en el estado.
El reservarse a evaluar a tales actores no significa que no haya ciertos errores, aunque también hay evidencias de aciertos en los gobiernos de la cuarta transformación, aún y más allá de colores de partido, pero si de cortesía y prudencia.