Roberto Santos // En el Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG) se respira un ambiente de tensión previo a la elección del próximo 28 de noviembre.
La elección es una disputa marcada por el reclamo de miles de trabajadores que, aseguran que la secretaria general Adela Hernández Angelito ha perdido la neutralidad que exige su cargo y perfila un abierto cacicazgo.
Su abierto apoyo, denuncian voces internas, a la planilla Verde y a su candidato, Javier del Carmen Velázquez Pat, ha encendido cuestionamientos sobre la legitimidad del proceso y vislumbran un fraude electoral, sobre todo con el manejo amañado de padrón y el uso de dinero excesivo.
Para muchos agremiados, la secretaria general ha cruzado una línea delicada: la que separa a la autoridad del árbitro.
“Se volvió juez y parte”, repiten trabajadores de varias secciones, recordando que Velázquez Pat no solo es su subordinado, sino también —afirman— un aspirante alineado totalmente a su proyecto sindical.
La crítica central es clara: al respaldar públicamente a la planilla Verde, Adela Hernández habría desvirtuado la equidad interna y minado la confianza en una elección que ya enfrentaba tensiones acumuladas desde 2021.
Las heridas del pasado siguen abiertas. En aquella elección, Hernández Angelito ganó por un margen estrecho y en medio de señalamientos similares: cargada institucional, favoritismo y decisiones apresuradas.
Hoy, los detractores aseguran que el patrón se repite. Expulsiones verbales de integrantes del Comité, inconformidades presentadas ante el Tribunal de Conciliación y Arbitraje y un creciente número de secciones que acusan “autoritarismo” y “revanchismo” son parte del clima que rodea al proceso actual.
Todo esto, según los inconformes, dibuja a una dirigencia más interesada en perpetuarse que en construir unidad sindical.
En contraste, sectores del SUSPEG insisten en la necesidad de romper con estas prácticas y optar por una ruta distinta.
La candidatura de Juan Alberto Rodríguez Rendón, de la planilla del cambio, se ha alimentado precisamente del malestar que dejó la actual administración.
Rodríguez Rendón, representa para sus simpatizantes la posibilidad de restaurar la vida interna, terminar con el caciquismo, y devolverle su papel de defensa laboral.
El desenlace está cerca. Falta poco más de una semana para que los trabajadores decidan si mantienen la continuidad que propone la planilla Verde o si apuestan por un cambio en la conducción del sindicato, siempre apegado a defender los intereses de los sindicalizados.
Lo cierto es que el SUSPEG llega a esta elección fracturado y bajo la sombra de la desconfianza.
Si algo queda claro es que la dirigencia no puede exigir unidad cuando, según sus propios agremiados, ha sido la primera en dinamitarla.