Slim y Acapulco

Ángel Aguirre Rivero // Durante mi gestión como gobernador de Guerrero, establecí una relación de trabajo y de amistad con el ingeniero Carlos Slim Helú, caracterizada por la calidez en el trato y el impulso a ambiciosos proyectos para Acapulco.

Slim tiene vínculos con el hermoso puerto del Acapulco desde su adolescencia y juventud, como muchos mexicanos que guardan en su corazón recuerdos muy bellos de Acapulco de ayer. Me platicaba que acostumbraba venir los fines de semana con sus amigos de toda la vida, supongo que a eso obedeció la iniciativa que alguna vez tomó de invitar al famoso cantante Paul Anka, quien hiciera tan famosa la canción “Tu cabeza en mi hombro”. En aquella ocasión invitó a todas y todos sus amigos de generación y pasamos una velada inolvidable bajo la hermosa luna de Acapulco.

Su amor por la Perla del Pacífico lo ha llevado a rescatar la que fuera casa del famoso pintor Diego Rivera, llamada la Casa de los Vientos, que adquirimos a Alfredo Philips Olmedo, a través de Conaculta, mi gobierno y la Fundación Carlos Slim. El siguiente paso sería convertirla en museo.

Slim también construyó el túnel más grande de Latinoamérica, que conecta la bahía de Acapulco con la Zona Diamante, conocido como Macrotúnel. Por nuestra parte trabajamos a marchas forzadas en las afectaciones.

Aunque dicha obra quedó inconclusa, ya que el gobierno federal había asumido el compromiso de conectarla al aeropuerto y a la Autopista del Sol, seguiremos luchando para que ello se concrete.

Después de algunos años de no vernos, hace unos días sostuve una reunión con el ingeniero Slim en sus oficinas en la Ciudad de México, a la que acudieron las alcaldesas de Acapulco y Chilpancingo, así como los alcaldes de San Marcos, en la Costa Chica, y Petatlán, en la Costa Grande de Guerrero.

En el caso de Acapulco recordamos que, a iniciativa de mi gobierno, se creó el Consejo para el Rescate del Acapulco Tradicional; en ese entonces le pedí al ingeniero Carlos Slim que lo presidiera, lo cual aceptó con toda la buena disposición. Hoy las esperanzas se han renovado al retomarse esta iniciativa.

El ingeniero también mostró interés en continuar con el proyecto transporte en la bahía “Maribús”, que mucho ayudaría a desahogar la saturación que vive la Costera en fines de semana y en temporadas turísticas.

Slim, con sensibilidad social, propone que los lancheros que prestan servicios en la bahía sean parte de este proyecto.

Por eso, la confianza que deposita nuevamente mi amigo empresario en Acapulco, aunado a su experiencia y capacidad, nos debe motivar para trabajar por el bien de nuestro bello destino de playa.

Del anecdotario

Ocho años habían transcurrido para que nos volviéramos a encontrar Carlos Slim y el que esto escribe, hoy sin ninguna investidura de carácter oficial.

Debo de confesar que me preguntaba cuál sería el trato que ahora me daría ahora como ciudadano de a pie, y para mi grata sorpresa encontré al empresario sensible, amable, y sencillo, como siempre lo ha sido.

Ya estando en la reunión les narré un pasaje de mi vida: “Miren, en esta gran sala de juntas, un día comimos a solas el ingeniero Carlos Slim y yo; siendo gobernador, me ganaba la curiosidad de saber qué comía en ese tiempo el hombre más rico del mundo.

“Cuando observé que nos colocaron dos platitos pequeños con sal, un chile verde al natural y dos tortillas al comal.

“Luego se apareció una señora con su traje típico de mesera de Sanborns para mostrarnos el menú, nada de comida especial, y pues yo me pedí mis enchiladas suizas de ese lugar que tanto me gustan”.

La humildad hace grande a los hombres.

La vida es así…