MAREMÁGNUM // El Reordenamiento de Playas, tarea impostergable

 

Ricardo Castillo Barrientos

Las playas y la bahía de Acapulco han sido por siempre un encanto que la naturaleza prodigó al puerto, para el disfrute de propios y extraños, en todas las épocas y momentos de placer y algarabía. Un valioso patrimonio de los acapulqueños y principal fuente de vida y trabajo.

Al paso del tiempo se convirtió en atractivo de luminarias hollywoodenses, turistas norteamericanos y canadienses. En las últimas décadas es la atracción de corrientes turísticas nacionales, principalmente del Centro del país, en especial la Ciudad de México, por su cercanía con el mar.

En estas condiciones evolucionó en ciertas etapas como el mejor destino turístico nacional, siendo desplazados por nuevos centros turísticos impulsados por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR). Hasta ahora interviene este organismo federal en rescate del puerto con proyectos de remodelaciones, inversiones, promociones y nuevos atractivos como el Maribús y Cablebús.

Se habían venido postergando acciones urgentes y prioritarias para el relanzamiento del puerto, ante el declive de la baja de visitantes y en los años recientes, los estragos de fenómenos naturales, que hizo posible volver la mirada del Gobierno de la República, con la finalidad  de modernizar este centro recreativo y elevar el nivel como centro turístico.

Por eso cobra importancia la intervención de FONATUR, con el reordenamiento de las actividades en playas y zona costera, debido al desorden de las operaciones comerciales de más de 10 mil vendedores y prestadores de servicios, sin que ninguna autoridad se atreviera a regular este importante mercado de trabajo. No faltan turistas que comentan sobre sus estancias en otros destinos de playa, donde no son molestados en sus ratos de descanso y esparcimiento.

En este contexto, los prestadores de servicios han mostrado la mejor disposición de incorporarse al Programa de Reordenamiento de Playas, iniciado por FONATUR, siempre que sea incluyente y se les respete sus fuentes de trabajo, derecho constitucional consagrado en la Carta Magna.

Las autoridades municipales muestran menos interés, tal vez por tratarse de una zona federal, esta situación no la exime de colaborar coordinadamente con las dependencias de los gobiernos federal y estatal, a fin de obtener los mejores resultados en la mejoría de todas las actividades.

Marea Baja.- Ningún regidor ha mostrado disposición e interés por sumarse a las acciones de trabajo en las playas, salvo el joven político Armando Añorve Ríos, quien ha estado al pendiente del avance de la limpieza de las playas de Manzanillo y Tlacopanocha, así como, la reubicación de lanchas en una área adyacente, para que se continúen los trabajos de astilleros que durante muchos años se venían realizando en la Playa Manzanillo.

El regidor Añorve Ríos, sirve de ejemplo para sus compañeros de Cabildo y se apliquen en participar en tareas semejantes, en beneficio de la comunidad porteña y los turistas que nos visitan.

Marea Alta.- El senador Manuel Añorve Baños, no quita el dedo del renglón, a pesar que su partido tricolor se encuentra a punto de la inanición, poniendo en marcha el Programa de Afiliación del PRI, en Acapulco, con las mermadas huestes todavía existentes.

Añorve Baños, quien se autodenominó como el chaparrito cabrón, no para un instante en sus actividades proselitistas con miras a la candidatura al Gobierno del Estado, aún cuando sabe de antemano que MORENA es un partido político duro de roer, pues cuenta con el apoyo de la inmensa mayoría de los electores guerrerenses, eso no lo amilana para continuar con sus tareas políticas porque considera no hay peor lucha que la que no se hace y porque la esperanza muere al último.

Maremoto.- Chilpancingo sigue de cabeza, debido a la inseguridad y a la carencia del vital líquido, con protestas y bloqueos todos los días, sin que el alcalde tome medidas certeras para encontrar siquiera soluciones parciales que dejen medianamente satisfecha a la población chilpancingueña.

No se pueden negar las buenas intenciones del alcalde capitalino, él conoce la problemática local pero no sabe cómo entrarle al toro, y no encuentra la punta de la madeja; mientras tanto los capitalinos seguirán sufriendo este ambiente social adverso y la escasez del agua potable. Las familias se ven obligadas a comprar pipas de agua a muy alto precio.