Roberto Santos // El PRD de Guerrero, uno de los estados con mayor carga histórica en luchas sociales, su dirigencia —encabezada por Evodio Velázquez Aguirre— impulsa un movimiento que busca revivir este instituto político estrechando alianzas a nivel nacional a través de la reciente conformación del Bloque Político Nacional de Partidos Locales del PRD.
Este bloque está integrado por liderazgos de Guerrero, Ciudad de México, Michoacán, Morelos, Zacatecas, Hidalgo, Tlaxcala y Oaxaca, no es menor.
Es un intento serio de regresar a los fundamentos que dieron origen al sol azteca, como justicia social, democracia, derechos ciudadanos y, sobre todo, una clara postura de izquierda.
Durante años, el PRD sufrió una metamorfosis que lo alejó de sus bases.
Las alianzas con otros partidos, las decisiones cupulares y la pérdida de identidad lo convirtieron en una sombra de lo que fue.
Muchos de sus militantes históricos abandonaron el barco; otros se quedaron, resistiendo. Pero hoy, desde los territorios, parece surgir una nueva narrativa: la de la reivindicación y la reconstrucción.
No se trata, según el bloque, de fundar un nuevo partido ni de competir con los proyectos existentes. La apuesta es más profunda: refundar el PRD desde lo local, con nuevos liderazgos, estructuras renovadas y una agenda alineada con las causas populares.
No buscan adhesiones incondicionales, sino un reencuentro genuino con quienes alguna vez creyeron en el perredismo y la izquierda verdadera como motor de cambio.
Su deslinde del bloque con las corrientes y figuras que “fracturaron al partido” es contundente. También lo es su negativa a sumarse a aventuras personalistas disfrazadas de proyectos colectivos, y en medio de una marea política donde todo parece negociable, reafirman sus convicciones de fortalecer al sol azteca.
Nombres como Nora Arias (CDMX), Octavio Ocampo (Michoacán), Manuel Cambrón (Tlaxcala) y Margarita Ramos (Hidalgo), junto a Evodio Velázquez Aguirre en Guerrero, representan una camada de liderazgos que entienden que la credibilidad no se recupera con discursos, sino con hechos.
Lo cierto es que este bloque tiene aún mucho que demostrar y queda claro que el solo hecho de que se articule una estrategia política desde abajo, con visión ideológica clara y deslinde del oportunismo, es un paso que muchos daban por imposible.
Si logran sostener esta ruta y convocar a la militancia desencantada, el perredismo podría no sólo sobrevivir, sino reencontrarse consigo mismo.
Sobre todo que nos acercamos a una coyuntura donde urgirán opciones políticas honestas y con vocación social, lo cual para el PRD puede ser una gran oportunidad de crecimiento estatal.