Roberto Santos // La comparecencia de la secretaria de Salud en Guerrero quedó opacada por una declaración inesperada, cuando la diputada plurinominal del PT, Leticia Mosso Hernández, afirmó públicamente ganar 300 mil pesos mensuales, pese a que el salario oficial se estima en alrededor de 50 mil.
La revelación tomó por sorpresa a los asistentes a la sesión y a los mismos reporteros que cubren la fuente, abriendo un debate inmediato, no solo por el contraste con la precariedad sanitaria del estado, sino porque la legisladora afirmó llevar siete años percibiendo ese ingreso mientras mostraba facturas personales por más de 147 mil y 169 mil pesos, que aseguró haber destinado “de todo corazón” a casos de salud.
Si bien esto representa un gran impacto político, se ignora si la declaración fue consciente o es un ejemplo perfecto de lo que se denomina lapsus linguae, un acto fallido que, lejos de ser un error casual, revela lo que se mantenía oculto.
Puede ser que la diputada, en un momento de tensión, pareció dejar escapar una verdad que no estaba destinada a la escena oficial, dejando en evidencia la manifestación del inconsciente antes que la estrategia comunicativa.
Freud sostiene que en estos tropiezos se filtran deseos, pensamientos o conflictos reprimidos que desbordan el control consciente.
Así, mientras la diputada se proponía abordar la crisis del sistema de salud, terminó exhibiendo el privilegio económico que la distancia de esa misma crisis.
El lapsus, en este caso, no solo reveló un dato desconocido para la ciudadanía, sino la distancia entre la realidad de un representante popular y la de quienes deben rifar pertenencias o endeudarse para recibir atención médica básica.
El escándalo ya no gira en torno al sector salud, sino a la pregunta que quedó suspendida en el pleno y después en el ánimo social: ¿qué dice de la política guerrerense que una verdad de tal peso solo pueda aparecer por un desliz verbal?
Tal vez el inconsciente de la diputada hizo lo que la transparencia institucional aún no logra, y que es poner sobre la mesa la distancia ofensiva entre la clase política y la población más pobre del país.
No queda más que agradecer la transparencia de la diputada.