APOYA LA REPRESIÓN CUANDO POR DÉCADAS FUE EL MASTER DE LAS MANIFESTACIONES Y BLOQUEOS

Corría el año de 1996 y en Tabasco, campesinos y pescadores, dizque afectados por las actividades de Petróleos Mexicanos, bloquearon instalaciones de la paraestatal e incendiaron pozos, encabezándolos, ¿adivinen quién?; el mismo que hoy aplaude la mentada Ley Garrote, López Obrador.

Por supuesto, la razón es sencilla, comenzará la construcción de la Refinería de Dos Bocas, en el municipio de Paraíso y lo que es un hecho es que existe oposición, ya que si así no fuera, entonces, la reforma del Código Penal de Tabasco aprobada el lunes por el Congreso estatal, que penaliza conductas y expresiones legítimas de derecho, no tendría razón de ser.

Esta modificación legal prevé imponer penas de cárcel de entre 6 y 13 años a quien impida “el libre tránsito de personas y vehículos, maquinaria, equipo especializado o similares para la ejecución de trabajos y obras públicas o privadas en las vías y medios de comunicación”.

López Obrador, hace 26 años tomó pozos petroleros por más de 10 días y hace 13  también se adueñó de la avenida Reforma en la Ciudad de México como protesta. Ambas acciones generaron pérdida de miles de millones de pesos, pero ahora, como no se trata de sus berrinches,  busca castigar la libertad de manifestación.

Claro, con su característico egocentrismo,  el tabasqueño dijo que no era lo mismo cuando él hizo lo que hizo, porque fue un rebelde con causa. Es a lo que tiene acostumbrados a todos, lo que el señor hace es justificable, para los demás es ser conservadores, neoliberales, tecnócratas, fifís y bueno un sinfín de tarugadas.

Sin embargo, la PGR no pensaba lo mismo, por lo que giró órdenes de aprehensión contra López Obrador  y varios de los dirigentes que participaron en el bloqueo, entre los cuales hubo encarcelados.

Pero ¿qué creen? de algo tenía que servirle al tabasqueño ser priísta porque logró evitar ser detenido y como por arte de magia, la orden de aprehensión girada en su contra desapareció, obvio, producto de las negociaciones con la Secretaría de Gobernación.

Cabe mencionar y recordar que a través de los años, López Obrador ha construido su capital político a base de manifestaciones y bloqueos de instalaciones petroleras y de edificios gubernamentales, pero ahora, ese mismo gobierno criminaliza lo que a él le dio el triunfo.

Es un hecho que esa reforma no es fruto de un desconocimiento del derecho constitucional por parte del Gobierno tabasqueño, sino una acción deliberada para controlar la protesta social.

Y viéndolo bien, no está nada mal que se regulen las marchas, el problema es que se reprima y criminalice; que se lleve a prisión a quienes ejercen su derecho constitucional a manifestarse está del nabo, además de que es otro intento más de este gobierno, de construir un sistema totalitario y controlador, que viene a limitar los contrapesos y las libertades de todos los mexicanos.

No deja de sorprender  López Obrador, durante décadas lideró como opositor manifestaciones y bloqueos tanto en Tabasco,  como en la capital y el resto del país y ahora se pone roñoso.

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