Contexto Político || 2024: Partidos, actores políticos y electores

Por Efraín Flores Iglesias // El año 2023 terminó con un mal sabor de boca en materia electoral. La sucesión presidencial se adelantó y al presidente Andrés Manuel López Obrador no le importó violentar la ley electoral.

Los principales frentes políticos simularon realizar procesos internos democráticos para elegir a sus coordinadoras o precandidatas a la Presidencia de la República. Y a Movimiento Ciudadano (MC) se le cayó su teatro y quedó exhibido como un instituto político al servicio del inquilino de Palacio Nacional. 

En Guerrero, también se registraron diversos sucesos. Pero, vayamos por partes.

Algunos alcaldes quedaron evidenciados por sus nexos con la delincuencia organizada y por confrontarse con diversos sectores sociales, algo que muy poco les importó, pues pretenden competir para otros cargos o reelegirse.

Los dirigentes estatales de los partidos políticos tradicionales (PRI y PRD), Alejandro Bravo Abarca y Alberto Catalán Bastida, respectivamente, sólo se exhibieron como lo que verdaderamente son: los peones de los caciques en Guerrero (Héctor Astudillo Flores y Ángel Aguirre Rivero). 

El dirigente del PAN (instituto político con escasa presencia en la entidad suriana), Eloy Salmerón Díaz, hizo lo que pudo para dar a conocer la postura de su partido en los medios de comunicación y en las redes sociales. De hecho, amagó con romper la alianza con el PRI y el PRD, al considerar que estaban marginado al PAN en el reparto de candidaturas en los 81 Ayuntamientos y 28 distritos locales.

A Jacinto González Varona, dirigente estatal de Morena, se le cuestiona su gris papel y su proclividad a los pleitos estériles. No lo quieren ni en la fracción parlamentaria a la que pertenece en el Congreso local, pues hasta con su suplente salió mal. Y todo por no dejarle la curul después de que fue ungido como presidente de Morena en Guerrero, bajo la lógica priista de que vivir fuera del presupuesto es un grave error. 

Victoriano Wences Real, se ha eternizado al igual que sus predecesores, en la Comisión Política estatal del PT. De cacique no lo bajan. Y eso no es todo. Le gusta practicar el nepotismo y otorgar candidaturas a personajes cuestionados, como ocurrió en 2018 con Servando Salgado Guzmán.

Lo cierto es que don Victoriano ha consolidado al PT en las regiones de la Montaña, Norte y parte de la Costa Chica. Es muy probable que sea el candidato de la alianza Morena-PT-PVME a la presidencia municipal de Tlapa de Comonfort y sacar al priista Gilberto Solano Arreaga del Palacio Municipal. 

El PVEM no es verde por defender al medio ambiente ni los recursos naturales, sino por los millones de prerrogativas que recibe del Instituto Nacional Electoral (INE). En Guerrero lo dirigen los mismos de siempre: los ex diputados Marco Antonio de la Mora Torreblanca, Arturo Álvarez Angli y Alejandro Carabias Icaza.

Los “verdes” salieron buenos para negociar con Morena. Actualmente, tienen a dos diputados federales: Eunice Monzón García (distrito 08 de la Costa Chica) y Luis Edgardo Palacios Díaz (distrito 03 de la Costa Grande). Y al inicio de la LXIII Legislatura contaban con dos representantes en el Congreso local.

El PVEM no es un partido de masas ni un partido político congruente. Cada seis años va hacia donde sople el viento. A sus dirigentes les da igual unirse con el PRI o el PAN. Hoy por hoy, son los mejores aliados de Morena.

A mediados del año pasado, el Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) aprobó el registro de ocho partidos políticos con registro estatal, entre los que destacan el Partido de la Sustentabilidad Guerrerense (PSG), que dirige Daniel Campos Caravallido.

El PRI y el PRD siguen cometiendo errores y no quieren aprender de ellos. Sus dirigentes no entienden las lecciones de las últimas elecciones. Si no cambian de estrategia y actitudes, los volverán a reprobar en las urnas.

Si el PRI comete el error de ungir de nuevo a Manuel Añorve Baños como candidato de la primera fórmula al Senado de la República, que no se lamenten después de una paliza en las urnas. El “chaparrito cabrón” no es un candidato ganador. Ni en su sección electoral lo quieren.

El mejor gallo del PRI para el Senado es, sin lugar a dudas, Mario Moreno Arcos. Pero es entendible que Alejandro Moreno Cárdenas,  dirigente nacional de ese partido, desaprueba la cercanía de Mario Moreno con el ex gobernador Héctor Astudillo. 

Ningún partido político es malo. Los que fallan son sus dirigentes. 

P.D. A todos los lectores de esta columna les deseo un excelente inicio de año. Ánimo y bendiciones siempre.

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