Chicotazos || El Gigante Jacko

Por Francisco Javier Flores V. // A Jacko Badillo lo han tratado de frenar de muchas y variadas maneras.

Las zancadillas, las injurias, las calumnias, las traiciones, las deslealtades, incluso agresiones inexplicables, han sido obstáculos que ha tenido que librar a lo largo de su trayectoria política.

Es un lastre que arrastra desde sus dos primeras incursiones por la presidencia municipal de Acapulco; en la primera, los dirigentes del partido que lo postuló pretendieron obligarlo a que declinara por el candidato del PRI, a lo cual Jacko Badillo no se prestó. El resultado fue que el PRI perdió por alrededor de 2 mil votos ante el PRD, en tanto que Jacko obtuvo en esa elección cerca de 15 mil votos. Es decir, si hubiera declinado, el PRI habría recuperado el municipio.

¿Cómo le pagó el PRD a Jacko ese “favor”? Abandonándolo a su suerte en la siguiente elección, cuando compitió bajo las siglas del PRD, PAN y MC, en donde fue notoria la traición de las dirigencias partidistas, pero sobre todo de quien era el alcalde perredista en ese entonces, precisamente al que Jacko había hecho ganar, aunque la realidad es que negarse a declinar no fue un favor, sino más bien una muestra de la profunda convicción democrática de Jacko Badillo, y de respeto a la gente que desde ese entonces ha confiado en él.

Ya instalado en Morena, en donde en cuatro años de militancia se ha convertido en uno de los activos políticos más importantes, trabajando intensamente desde el Congreso promoviendo reformas de alto impacto para los guerrerenses, una labor de gestoría de amplio beneficio no solamente para el Distrito 9 que representa como diputado, sino para los acapulqueños en general, y una estrecha colaboración y coordinación con los tres órdenes de Gobierno en el tema de la seguridad, siendo de los aliados más valiosos de la gobernadora Evelyn Salgado Pineda, Jacko Badillo no ha estado exento de los golpes bajos.

Increíblemente, no sólo dentro del partido, sino sus mismos compañeros de grupo político se han encargado de clavarle puñaladas traperas.

Desde el tema de la Mesa Directiva, en donde quien coordinaba la Jucopo en ese momento simuló un acuerdo para que Jacko Badillo buscara ese espacio a través del partido Verde, para luego resultar que no hubo tal cabildeo con los demás partidos, descubriéndose la burda jugarreta de que sólo se trató de hacerlo quedar mal, como si él ambicionara la Mesa Directiva, cuando lo único que hizo fue acatar, institucionalmente, un supuesto acuerdo que en realidad nunca existió.

De lo más burdo fue también el intento de quererlo embarrar en el tema de una supuesta venta de un terreno para la construcción del hospital del ISSSTE, invento de un ex subdelegado que con ello pretendió encubrir sus irregularidades por las cuales incluso perdió el puesto.

Y así, podrían enumerarse varios casos más de intentos de manchar la imagen de alguien cuyo único pecado es soñar con un mejor Acapulco y luchar incansablemente por lograrlo.

El problema para quienes le han puesto esas piedras en el camino, es que lejos de hacer mella en este hombre de baja estatura pero de un corazón y una fuerza de voluntad enormes, es que lejos de disminuirlo, amilanarlo o amedrentarlo, han sido pruebas que ha sabido superar y que le han dado una fortaleza extraordinaria, como no la tiene quizá ninguno de los actores políticos que actualmente compiten con él por la candidatura de Morena a la alcaldía de Acapulco.

A unos días -quizá horas- de que se conozca la definición de quién coordinará los comités de Defensa de la Cuarta Transformación en el municipio, la figura de Joaquín “Jacko” Badillo Escamilla se agiganta y no precisamente por encuestas amañadas, declaraciones triunfalistas que no tienen ningún fundamento o publicaciones engañosas tratando de ganar notoriedad.

La estrategia de Jacko Badillo ha sido simplemente hacer lo que siempre ha hecho: Trabajar, dar resultados a la población, seguir demostrando todos los días ese amor profundo por su tierra y por su gente. Vale.