DISRUPTIVA || “Es posible devolverle al pueblo la confianza”: Yolanda Mora

Miguel Ángel Santos // Por años, Yolanda Mora golpeó puertas que no se abrían. Era joven, con una licenciatura en Derecho en mano y una convicción inquebrantable de que el sistema judicial debía servir a la gente.

Pero en aquel entonces, el Poder Judicial parecía una fortaleza amurallada: solo los egresados de escuelas privadas, con conexiones en el sistema, lograban entrar.

Si venías de una universidad pública —como ella, egresada de la UNAM— te decían que no había lugar. Y si además eras de Guerrero, te encasillaban. “Nos veían como guerrilleros”, recuerda.

Hoy, después de una vida entera dedicada al estudio y al ejercicio ético del derecho, Yolanda Mora Silva aspira a convertirse en magistrada del Tribunal Colegiado de Apelación del Vigésimo Primer Circuito.

El próximo 1 de junio, la gente podrá votar para elegir a jueces, magistrados y ministros. Y en esa boleta estará el nombre de Yolanda Mora, una mujer con trayectoria, con preparación, y sobre todo, con una visión profundamente humana de la justicia.

“Una magistrada no puede juzgar desde una torre de marfil”, dice. “Tiene que conocer el dolor, la historia y la vida de quienes llegan a un tribunal”. Lo dice con serenidad, pero con firmeza. Ha visto de cerca los rostros de la injusticia. También ha estado del otro lado, como ciudadana, como mujer, como madre. “Yo también he sentido lo que es tocar una puerta y que no te escuchen”.

Durante seis años trabajó en un tribunal de apelación y otros cinco como jueza de control en Chilpancingo.

Ahí aprendió que la justicia no es solo una serie de códigos: es también escuchar, entender, interpretar. “La persona que llega desde la Montaña no tiene la misma cultura ni las mismas palabras que alguien de la ciudad. No se puede juzgar igual a quien habla náhuatl que a quien estudió derecho. Por eso, la justicia debe tener rostro humano”.

Para esta contienda, Yolanda decidió pedir licencia sin goce de sueldo. No quiere deberle nada al cargo que busca. “No es correcto hacer campaña con recursos públicos. La ciudadanía merece respeto y transparencia”. Con ese mismo espíritu ha recorrido Guerrero, no como candidata en busca de votos, sino como una mujer que cree que es posible devolverle al pueblo la confianza en las instituciones.