
Las medidas sensibles del actual gobierno del estado están centradas en actos de cordura, sin que este subestimado o hinchados de quienes encabezan movilizaciones, bajo presión en el abuso, oportunismo y el chantaje
“Son tiempos para dialogar, lejos de la represión”, es la percepción en la opinión encontrada en los diversos sectores de la población inconformes por la actitud de las protestas sociales que día con día es el centro de inconformidad en la capital.
Lo anterior a la medida de anteriores períodos de gobiernos subestimados entre el chantaje y el radicalismo, en dirigentes que utilizaban a centenares de seguidores para exigir y lucrar con la demanda social para beneficios de particular.
Al igual que en la represión y cantidades excesivas de dinero era la forma en detener una serie de protestas en gobiernos anteriores, lo que originó un hábito común en coacción a la medida de control a las exigencias sociales en Guerrero.
En ese entonces se dio apertura a la complicidad con líderes vividores para lograr derechos y beneficios de tipo personal, que no corresponde a la legalidad en las peticiones y solo utilizando ciertas masas en búsqueda del beneficio propio.
Los anteriores gobiernos estatales se convirtieron en aparatos irracionales a falta de formas de moral para decidir a cambio de las migajas que recibían líderes de las diversas organizaciones sociales, como “caja chica” del abuso y el privilegio.
Aunado a ello, fue la costumbre de quienes aún quieren sorprender con las viejas prácticas de complicidad del pasado, en el escenario del presente, mientras el gobierno de Guerrero, ha optado por la cordura política en base al diálogo.
En el respeto y la tolerancia es la actitud sensible de un gobierno de apertura al diálogo, lejos de ceder a la viejas prácticas con los modelos de anteriores gobiernos que en apariencia daban respuesta con recursos públicos.
“Al margen y por encima de la ley nadie”, criterio de fondo con la política de cambio y transformación de los gobiernos en turnos morenistas que no se dejan subestimar en el chantaje y oportunismo de unos cuantos líderes vividores.