Zona Cero ||  Huracanes que enseñan y gobiernos que aprenden

Roberto Santos // Sin duda, la naturaleza ha sido una maestra implacable para Guerrero.

El paso devastador de Otis y, después, John, dejaron lecciones difíciles que hoy se traducen en una nueva forma de gobernar.

Evelyn Salgado Pineda, gobernadora del estado, ha comprendido que la prevención y la presencia en el territorio son claves para enfrentar las crisis provocadas por fenómenos meteorológicos cada vez más intensos.

El huracán Erick, aunque no alcanzó la letalidad de sus antecesores, activó todos los protocolos aprendidos en la experiencia amarga de Acapulco.

En el caso de Erick, el gobierno de Guerrero activó todas los protocolos de prevención y la estructura gubernamental, reforzada y en coordinación con organizaciones sociales, salió al encuentro de la ciudadanía con acciones directas.

La atención de la Costa Chica replica lo que se aplicó en Acapulco después de Otis y John: atención directa, sin intermediarios, brigadas médicas, entrega de despensas, desazolve de canales y un gabinete en movimiento.

No es común ver a una administración estatal desplegarse tan rápidamente en campo, lo cual merece reconocimiento, sobre todo en un país donde muchas veces las respuestas llegan tarde… o nunca.

El ejemplo más reciente fue la jornada de atención médica en Cerro del Indio, Cuajinicuilapa, donde médicos, dentistas y nutriólogos acudieron a las casas, escucharon, diagnosticaron y atendieron.

A la par, la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado del Estado trabaja en frentes críticos como el canal pluvial de El Coloso, en Acapulco, donde las retroexcavadoras se abren paso entre los residuos que, de no ser retirados, podrían convertirse en nuevas amenazas cuando lleguen las lluvias.

Claro está, aún hay mucho por hacer.

El levantamiento de basura y desechos sólidos es una tarea pendiente, visible, urgente en varios pueblos de Costa Chica.

Los residuos regados por doquier representan retos que de antemano se deben atender.

Evelyn Salgado Pineda ha optado por gobernar con las botas puestas, presente, firme, quizás con errores, pero también con claras evidencias de aprendizaje.

Y en una temporada de huracanes, cada vez más frecuentes, hay que remarcar esa capacidad de adaptación, que puede marcar la diferencia entre un huracán con pérdida de vidas humanas y, otro, con saldo blanco.