Zona Cero || Chilpancingo, la ciudadanía y el gobierno se reencuentran en el espacio público

Roberto Santos // El anuncio de la jornada de reforestación y embellecimiento del Zócalo de Chilpancingo es una acción de contenido ambiental y urbana, que señala que el vínculo entre gobierno y sociedad puede reconstruirse desde lo cotidiano, desde lo tangible, desde los espacios donde ambos actores confluyen con una causa común: el bienestar colectivo.

La gobernanza no puede concebirse sin la participación activa de la sociedad civil.

Es deseable que la sociedad organizada fortalezca una relación horizontal con el poder público, donde la colaboración sustituya a la confrontación y donde el sentido de corresponsabilidad genera una nueva forma de hacer ciudad.

Esta acción es ejemplo de cómo la sociedad organizada puede incidir positivamente en la vida pública, aportando soluciones, creatividad y sentido de pertenencia.

Por otro lado, la gobernabilidad, entendida como la capacidad del Estado para implementar políticas públicas eficaces y legítimas, encuentra una oportunidad invaluable cuando la ciudadanía colabora y se involucra.

Sin embargo, esta reciprocidad también exige coherencia por parte de las autoridades.

No basta con apoyar una jornada de reforestación si en paralelo se ejercen acciones como las de tránsito municipal, que generan inconformidad social porque parecen más orientadas a la recaudación que a resolver los problemas de movilidad.

La legitimidad de un gobierno se fortalece cuando sus acciones son racionales, proporcionales y claramente enfocadas al interés general.

En ese sentido, es momento de revisar prácticas gubernamentales que se perciben desconectadas de las verdaderas prioridades ciudadanas.

Solo así, mediante una visión integral, será posible consolidar una gobernanza efectiva y una gobernabilidad sostenida.

Acciones como la de embellecer el Zócalo deben multiplicarse en las colonias y comunidades no solo por su impacto estético, sino porque significan una alianza estratégica entre quienes gobiernan y quienes habitan la ciudad.

Una alianza donde ambos asumen compromisos y responsabilidades. Un gobierno que escucha y una sociedad que actúa pueden, juntos, transformar realidades.

Unidos, Chilpancingo renace desde sus espacios públicos y desde su gente.