Permanece la deuda histórica con el estado de Guerrero

Por Ricardo Castillo Barrientos // Septiembre, mes de la patria, nos llena de orgullo para refrendar nuestra mexicanidad y exaltarla con júbilo en las rumbosas festividades tradicionales, hasta en los confines recónditos del territorio nacional.

Las hazañas históricas de la Guerra por la Independencia contra la dominación española, solo se recuerdan a sus protagonistas centrales: los curas, Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón; en la etapa de la consumación, el general tixtleco, Vicente Ramón Guerrero Saldaña, resultando nuestro solar suriano pródigo en ofrendar a sus mejores hijos a la causa insurgente: Hermenegildo y Pablo Galeana, Nicolás y Leonardo Bravo, Juan Álvarez, Antonia Nava de Catalán, Valerio Trujano, Pedro Ascencio de Alquisiras y Juan del Carmen.

Innumerables y cruentas batallas se libraron palmo a palmo en el extenso territorio suriano, con victorias indiscutibles o derrotas inesperadas; lo agreste de la serranía contribuyó a desarrollar estrategias y tácticas guerrilleras. Siglo y medio después lo retomarían los comandantes Genaro Vázquez Rojas y Lucio Cabañas Barrientos, en la misma línea política de liberación nacional.

Estas fechas no solo deben de celebrarse como se merecen; sino también, como un espacio para la reflexión y el rencauzamiento de decisiones políticas tendientes a avanzar en transformaciones sustanciales de desarrollo regional y nacional.

Nuestra entidad federativa pagó su cuota de sangre en las diversas etapas históricas del país, con aportaciones cruciales y solidarias de sus mejores hombres y mujeres, en los distintos campos de batallas, en el plano militar, o el ámbito intelectual con el ilustre, Ignacio Manuel Altamirano Basilio.

La entrega y pasión de los guerrerenses en los momentos cruciales de la historia de México, no se ha reflejado en el horizonte de su desarrollo, distante al promedio de las demás entidades federativas, en rubros prioritarios en materia de empleo, salud, educación y otros, no menos importantes. El gobierno federal no ha correspondido a las grandes aportaciones del pueblo guerrerense.

Gobiernos van, gobiernos vienen, y el lacerante atraso socioeconómico permanece, con los agravantes de la violencia, las desapariciones forzadas, los desplazamientos masivos, la emigración y la incesante corrupción.

Los gobiernos de la República, del Estado y Municipales, apenas logran cubrir algunas necesidades de servicios públicos, quedando rezagado del ritmo del crecimiento poblacional, con nuevos asentamientos humanos carentes de servicios elementales de agua potable, alumbrado público, escuelas, hospitales, centros de salud, etc.

A partir del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, el ejercicio presupuestal permeó a la sociedad de manera directa, con programas sociales a todos los sectores de la población, muy limitados en los gobiernos del PRI y PAN.

En esa ruta transita México y Guerrero, sin que sea panacea y resuelva a fondo la aguda problemática social, siempre en espera del mejor cause que reditúe en todas las capas sociales, en especial, las más vulnerables inmersas en la pobreza; tal como se lo propusieron nuestros ilustres pro-hombres, en las luchas libertarias en beneficio de la sociedad por lograr mejores condiciones de vida.