Por Efraín Flores Iglesias // A menos de dos años de que se lleven a cabo las elecciones de 2024, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene tres ‘corcholatas’ (aspirantes a la candidatura de Morena) para enfrentar a los candidatos que pongan los “conservadores” de la alianza ‘Va por México’ (PRI, PAN y PRD) y Movimiento Ciudadano.
Es claro que el titular del Poder Ejecutivo federal hará hasta lo imposible para que Morena se mantenga en el poder y evitar así que sus adversarios políticos regresen por sus fueros.
El 5 de julio de 2021 y un mes después de las elecciones intermedias, López Obrador mencionó a gente de su equipo de colaboradores que podrían encabezar los esfuerzos de su movimiento en la consolidación de la Cuarta Transformación.
“Primero hay que tomar en cuenta que es el pueblo quien va a decidir, ahora del flanco progresista liberal hay muchísimos como Claudia (Sheinbaum), Marcelo (Ebrard), Juan Ramón de la Fuente, Esteban Moctezuma, Tatiana Clouthier, Rocío Nahle, bueno muchísimos, afortunadamente hay relevo generacional”, afirmó.
En ese entonces no incluyó en la lista a Adán Augusto López Hernández, ya que fungía como gobernador de su natal Tabasco y no como titular de la Secretaría de Gobernación.
Lo cierto es que el Dr. De la Fuente, Moctezuma, Clouthier y Nahle poco a poco fueron descartados por el “destapador”.
Sin embargo, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard siguieron siendo nombrados en las “Mañaneras’.
A quien de plano excluyó fue al ex gobernador de Zacatecas y actual presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila.
López Obrador adelantó la sucesión presidencial con el único propósito de desgastar a las corcholatas que no son de su agrado, ya que él tiene una corcholata favorita.
¿Y quién es esa corcholata? Pues Claudia Sheinbaum Pardo. Sí, la misma que en 2018 eligió como candidata de Morena al gobierno de la Ciudad de México, a pesar de que el favorito en las encuestas era Ricardo Monreal.
Monreal se molestó demasiado con la decisión que tomó su entonces amigo y líder político, aunque aceptó ser senador por la vía de representación proporcional.
Desde la Cámara Alta, el político zacatecano tejió alianzas con diversos actores políticos, tanto de Morena como de la oposición, y operó para que pasaran varias iniciativas que el presidente López Obrador envío al Poder Legislativo.
Tal vez Claudia Sheinbaum no sea una gobernante carismática y eficiente operadora política, pero tiene a su favor lo que Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal desean: el respaldo del líder moral de Morena y de la Cuarta Transformación.
Ebrard ha luchado al lado de López Obrador desde el 2000, año en que declinó su candidatura (Partido del Centro Democrático/PCD) a la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal (hoy Ciudad de México) para sumarse al proyecto del tabasqueño, quien ganó la elección por poco margen de votos frente al panista Santiago Creel Miranda, actual presidente de la Cámara de Diputados.
Desde entonces han sido aliados políticos y han resistido los ataques del PRI y del PAN.
Llama la atención que el presidente ya no llame “carnal” al secretario de Relaciones Exteriores. ¿Por qué será?
A nivel internacional es bien visto por algunos presidentes y ministros, ya que ha aplicado muy bien la diplomacia y ha demostrado ser apto para suceder en el cargo a López Obrador. Pero el señor presidente tiene otros datos.
La oposición tampoco lo ve con malos ojos, en especial Movimiento Ciudadano (MC), cuyo fundador y líder máximo, el veracruzano Dante Delgado Rannauro, es su amigo.
El problema de Ebrard es que aún cree que el presidente lo elegirá a él como candidato de Morena, y no a Sheinbaum.
“Lo que se ve, no se juzga” (Juan Gabriel dixit). La cargada es a favor de la jefa de Gobierno. Y se vio en la marcha del pasado domingo.
Monreal, en cambio, está consciente que sus posibilidades de ser candidato presidencial de Morena, son nulas, pues tiene en contra al equipo más cercano al presidente, quienes desde hace varios meses emprendieron una campaña de golpeteo en los medios de comunicación y en las redes sociales.
Si sigue aún en las filas de Morena es porque sabe medir los tiempos. Además de que está negociando caro su ruptura pública con el tlatoani de Macuspana.
Los dirigentes de la alianza ‘Va por México’ llevan semanas esperando su salida de Morena. Y se entiende. Monreal es un político que puede restarle muchos votos a la 4T y generar un éxodo al interior de Morena.
Hay quienes lo minimizan, lo cual es un error, porque en política no se debe minimizar a nadie.
Si el zacatecano renuncia a Morena lo seguirán varios legisladores y uno que otro gobernador, empezando por su hermano David Monreal Ávila, quien actualmente gobierna el estado de Zacatecas.
ADÁN AUGUSTO: EL PLAN B.- Desde su llegada al Palacio de Cobián (26 de agosto de 2021), Adán Augusto López Hernández, fue perfilado inmediatamente como aspirante a la Presidencia de la República.
Su paisano y amigo, Andrés Manuel López Obrador, le pidió dejar el gobierno del estado de Tabasco para ayudarle a consolidar la Cuarta Transformación y en varios asuntos que Olga Sánchez Cordero no pudo.
Hoy por hoy, es una de las tres corcholatas que el inquilino de Palacio Nacional menciona constantemente para sucederlo en el cargo.
Muy poco ha crecido en las encuestas. Su beligerancia no le ayuda mucho para ganarse la simpatía de los mexicanos. De hecho, tampoco es bien visto por los militantes de Morena.
Y, a pesar de eso, sigue siendo el plan B del presidente.