Roberto Santos // Ante la posibilidad de una crisis por no poder utilizar el relleno sanitario de Matlalapa, el municipio de Chilpancingo ha decidido actuar con serenidad, respeto institucional y visión técnica.
El Dr. Gustavo Alarcón Herrera, presidente municipal, ha optado por el camino del diálogo y la negociación, evitando cualquier confrontación innecesaria.
A diferencia de otros actores que han optado por la polarización, el doctor Alarcón Herrera ha dejado clara su postura: Chilpancingo no se prestará a disputas estériles, sino que continuará impulsando soluciones viables, legales y sostenibles, siempre con base en estudios técnicos y administrativos.
“Siempre que tenemos un proyecto, tenemos también un plan A, un plan B y un plan C”, afirmó el alcalde durante una reunión con autoridades estatales y municipales.
Esa disposición a explorar alternativas —y no imponer decisiones— confirma el perfil de un político pacífico, de diálogo constante y convicción democrática.
Quienes conocen al alcalde lo saben: su vocación es la de construir acuerdos, no dividir.
Y eso ha sido evidente también en la gestión de un tema tan delicado como los sitios de disposición final de residuos.
Uno de los puntos clave ha sido el sitio conocido como “El Huiteco”, que, si bien estaba contemplado para su cierre, continúa operando por decisión expresa del Gobierno del Estado, como lo confirmó el propio alcalde.
Esta aclaración no es menor: ubica con precisión la responsabilidad institucional y reafirma que Chilpancingo se mantiene dentro del marco legal, sin extralimitar funciones ni imponer condiciones.
En relación con Matlalapa, Alarcón Herrera fue claro en que no se trata de una imposición ni de una amenaza a las comunidades.
Se trata de una proyección técnica y ambiental, considerada como parte de una estrategia para resolver un problema urgente sin poner en riesgo a la población.
“Las decisiones se deben tomar desde lo técnico, con base en la ley, no desde la confusión o el ruido político”, señaló, haciendo un llamado a la sensatez.
Lejos de avivar conflictos, el gobierno de Chilpancingo ha preferido construir puentes. No ha generado confrontaciones, ni las generará. Su ruta, como lo ha demostrado el doctor Gustavo Alarcón Herrera a lo largo de su trayectoria, es la del diálogo, la negociación y la responsabilidad social.
“Nuestro compromiso es con la gente, con la salud pública y con evitar una crisis ambiental”, afirmó.
En tiempos en los que los problemas se magnifican por la falta de consensos, resulta valioso que existan liderazgos que apuestan por la serenidad, la razón y llamen a la mesura y al diálogo constructivo.
Porque los residuos no solo contaminan el suelo, también contaminan la política, cuando no se manejan con responsabilidad.
Y Chilpancingo, por lo pronto, ha elegido mantenerse limpio en ambos sentido