Zona Cero || Cuando unos pocos salieron a votar por los jueces y magistrados

Roberto Santos // Hay silencios que dicen mucho. Y el del electorado mexicano este fin de semana fue estruendoso.

Solo el 13 por ciento de los ciudadanos acudió a las urnas para elegir a jueces por voto popular.

Una cifra que no solo es baja: es simbólica.

Porque en política, como en la vida, cuando alguien no se presenta, también está diciendo algo.

La propuesta de elegir jueces directamente sonaba bien en el papel: más democracia, más participación, más control ciudadano.

Pero en la práctica, el interés fue nulo. La pregunta es: ¿por qué?

Algunos apuntan a la falta de información. Otros, al diseño poco atractivo del proceso.

Pero lo cierto es que en un país donde votar por un juez no es tradición ni costumbre, el entusiasmo tenía que construirse.

Y no se construyó.

El resultado: una elección que pasará más a la historia por su baja participación que por sus consecuencias inmediatas.

Este resultado es una señal de alerta para la 4T. Porque, aunque sigan ganando elecciones importantes, hay síntomas de desgaste.

La participación es una forma de respaldo, y cuando la gente no vota, no solo está ausente: también puede estar diciendo “no me interesa”, o peor, “no confío”.

Además, este episodio abre la puerta a lecturas más amplias.

Desde ahora, hay quienes ven este bajo porcentaje como un ensayo general de lo que puede ocurrir en 2027.

Y no faltan voces que cuestionan la legitimidad de elegir jueces con tan poca participación.

Mientras tanto, dentro de Morena, las tensiones internas y los señalamientos externos —incluidos los provenientes de Estados Unidos sobre corrupción y crimen organizado— comienzan a tensar la estructura del movimiento.

La DEA mira con atención, y algunos en Washington ya expresan su preocupación: una justicia demasiado cercana al poder político puede comprometer acuerdos bilaterales tan importantes como el T-MEC.

Y como si fuera poco, este mismo domingo hubo elecciones en Durango y Veracruz.

Morena ganó, sí, pero no arrasó. No hubo “carro completo”. Y eso, para un partido que ha acostumbrado a dominar, también es un mensaje.

En resumen, la elección del poder judicial no solo dejó vacías las urnas.

También dejó llena de preguntas la conversación política. ¿Qué sigue? ¿Habrá ajustes? ¿Se reencauzará la reforma judicial? ¿O este será solo el primer capítulo de una historia que apenas empieza?

Por ahora, lo que queda es una certeza incómoda: cuando el poder se aleja de la gente, la gente también se aleja de las urnas.