Zona Cero || La prevención, clave para volver a la normalidad después de Erick

Roberto Santos // La presencia del huracán Erick en las costas de Guerrero dejó la lección de que cuando se actúa con responsabilidad y coordinación, los daños pueden reducirse significativamente.

Afortunadamente, los efectos del fenómeno no fueron de la magnitud del nivel 3 o 4, como algunos anticipaban, y eso se debe a dos factores: el debilitamiento del huracán a tormenta tropical y la pronta implementación de acciones preventivas por parte del gobierno del estado, liderado por la gobernadora Evelyn Salgado Pineda.

Desde el primer momento, la gobernadora se mantuvo informando a la población con datos oficiales y en constante monitoreo del fenómeno meteorológico, mostrando un compromiso firme con la protección ciudadana.

Su liderazgo permitió activar de inmediato operativos de atención y mitigación en coordinación con los ayuntamientos, lo que hizo posible atender con prontitud las afectaciones en las costas.

Cierto qué hay pueblos de las costas que sufrieron pérdidas, y se irán evaluando conforme los días transcurran, pero ya iniciaron los trabajos de limpieza y retiro de escombros en zonas afectadas, realizados tanto con maquinaria como con labores manuales del personal operativo.

Esta acción demuestra que la cultura de la prevención en Guerrero ha avanzado, aunque aún queda camino por recorrer.

Es urgente fortalecer esa cultura, porque fenómenos como huracanes, tormentas e incluso sismos se están volviendo más frecuentes e intensos.

El cambio climático es una realidad que ya estamos enfrentando, y aunque haya quienes intentan minimizarlo, sus efectos están aquí y requieren respuestas claras y responsables.

En ese sentido, otro de los aprendizajes que nos deja Erick es la necesidad de sistematizar y controlar la información que se comparte con la ciudadanía.

Solo las fuentes institucionales deben informar durante este tipo de emergencias, ya que son las únicas que cuentan con los datos verificados por las instancias científicas y técnicas competentes.

No faltaron quienes, ante la alarma, optaron por salir de Acapulco hacia Chilpancingo, Morelos o incluso la Ciudad de México. Esa reacción es entendible, pero evidencia también la urgencia de fortalecer la confianza en las autoridades y en la información institucional.

Asimismo, sería deseable que México contemple en un futuro cercano la adquisición de un avión caza tormentas, como los que utiliza Estados Unidos, para contar con información meteorológica de primera mano.

Esta herramienta permitiría reforzar la capacidad de anticipación y respuesta ante fenómenos naturales cada vez más impredecibles.

Mientras tanto, en Guerrero, continúa el esfuerzo de autoridades estatales y municipales para limpiar barrancas, retirar árboles caídos y atender deslaves e inundaciones para que la vida vuelva a la normalidad lo más pronto posible.

En conclusión, el huracán Erick nos recordó que sí es posible prevenir, informar sin alarmar y actuar con eficacia.

Y también que solo con una ciudadanía bien informada y autoridades comprometidas se puede enfrentar con éxito la fuerza de la naturaleza.