Roberto Santos // Hay políticos —y políticas también, pa’ que no digan— que no gobiernan desde el escritorio, ni desde el plan de gobierno que prometieron en campaña. ¡Nanay! Gobiernan desde el espejo… como si el país fuera su camerino.
Y no es choro, ni metáfora rebuscada. Lo primero que hacen al llegar al cargo no es atender la falta de agua, ni arreglar los semáforos o tapar baches, y hasta se les olvida la inseguridad y comprobar los recursos.
No. Lo primero es mandar a hacer el retrato. Uno, dos… ¡cien! ¡Que se vea bien la banda presidencial y la sonrisa de “yo no fui”!
Ya no tienen el retrato de Manuela en la parte trasera del pantalón, como cantaba Chava Flores… ahora el retrato es de ellos mismos, ¡y cuelga en cada pared del edificio, hasta del baño si se puede!
No es pa’ decorar. Es pa’ reafirmar: “Miren quién manda, quién es la importante… ¡la jefaza o el jefazo!”
Y mientras uno ve el desempleo, la inseguridad y el drenaje botando, ellos – o ellas- se ven en su retrato y piensan:
“¡Qué bárbaro, qué estadista, qué perfil!”
Esto no es solo narcisismo… es como cuando el niño que nadie peló en la primaria, crece, llega al poder y dice:
“¡Ahora sí me van a ver! ¡Hasta en la sopa!”
Y se pone retrato tras retrato como estampitas del álbum Panini, pero del ego.
Porque ese retrato no es una foto institucional. Es un espejo:
“Me veo, luego existo.”
Es política selfie. Y cada pared se convierte en altar del Yo Supremo.
—“Licenciado o licenciada, ¿300 mil no será mucho derroche?”
—“¿Derroche? ¡Derroche es no capturar esta belleza en HD y marco de caoba!”
Y claro, siempre habrá un asesor lambiscón que diga:
“¡Qué imagen tan poderosa, jefe! Captaron su esencia… esa mirada de Napoleón con filtro de Instagram.”
Pero la verdad es que no es el líder o la lideresa quien nos mira desde la pared.
Es su ego, con Photoshop.
Es el poder viéndose a sí mismo y diciéndose:
“¡Qué bonito soy, qué lindo soy, cómo me quiero!”
Así se gobierna ahora en muchos lados.
No con propuestas, ni con programas…
Se gobierna desde el espejo.
Y mientras más vacía la gestión, más grande el retrato o mayor en número de los mismos.
Si hacen falta mas, se mandan a hacer.
¡Total, el presupuesto aguanta más fotos que resultados!