Zona Cero || Elecciones en el Suspeg, avance o retroceso

Roberto Santos // En el SUSPEG se mueve, a plena luz del día, un proceso que huele a retroceso democrático. Un procedimiento que, lejos de fortalecer la vida interna del sindicato, parece caminar hacia un callejón oscuro donde la voluntad de la base queda reducida a estorbo.

Todo ello bajo la sombra de una dirigencia que muchos dentro del gremio —incluido el candidato de la Planilla Roja— describen ya como un cacicazgo encabezado por la actual secretaria general.

La retirada de la planilla Roja encabezada por Juan Alberto Rodríguez Rendón de la sede del Suspeg, cuando debía realizarse la segunda junta previa convocada por la Comisión Electoral, es ilustrativa de lo que dentro de dicha comisión se cocina.

Lo hizo, según explica, con el ánimo de cumplir y vigilar que el proceso avanzara sin maniobras ilegales.

Pero al percatarse de que lo esperaban condiciones desiguales y señales de una emboscada política, optó por retirarse.

Y no lo hizo como un desplante, sino como una forma de negarse a respaldar un encuentro que, desde su perspectiva, ya estaba manipulado.

La contradicción estalló cuando, por un lado, el secretario de Organización, Sadrac Vázquez Ruiz, le advirtió que no podía acudir acompañado de simpatizantes; mientras que, por el otro, la propia jefa de campaña del candidato oficialista —Javier Pat— enviaba mensajes convocando a la militancia de la Planilla Verde a llenar la reunión, incluso recomendando llevar sillas y sombrillas.

Dos discursos, dos reglas… una para inhibir y otra para promover. Un libreto que muchos dentro del sindicato reconocen demasiado bien.

A esto se suma otro episodio preocupante: a Rodríguez Rendón le informaron que la presidenta de la Comisión Electoral, Adela Hernández Angelito, no se encontraba en el lugar, condicionando así la viabilidad de la reunión.

Sin embargo, horas más tarde, en las redes del propio sindicato aparecieron fotografías donde Hernández protagoniza el encuentro y avala la revisión del padrón.

La imagen perfecta de una sesión hecha a la medida del candidato favorecido por la dirigencia.

La pregunta cae por su propio peso: ¿qué clase de árbitro juega al mismo tiempo como jugador? La conducción de este proceso exhibe a una dirigencia que opera sin recato, con la intención —cada vez más evidente— de garantizar una elección controlada, dócil, funcional a sus intereses y a la continuidad de un proyecto que la base trabajadora ya cuestiona abiertamente.

En los pasillos sindicales se respira tensión. El malestar hacia la gestión de Hernández Angelito no es menor; se le acusa de actuar más como un puente con la parte patronal que como defensora de los derechos laborales.

Y es justamente esa inconformidad la que explica el respaldo creciente hacia la Planilla Roja. Por eso, para muchos, el riesgo no solo es la imposición de un candidato, sino el intento de perpetuar un modelo agotado que ha lesionado conquistas y generado hartazgo.

La dirigencia de La Roja denuncian que existe provocación hacia los simpatizantes de Rodríguez Rendón por parte de seguidores de la Planilla Verde, quienes envalentonados por el respaldo de la Secretaria General, promueven presiones y hostigamiento.

Hoy la pregunta es si el sindicalismo guerrerense permitirá que una elección que siempre se ha caracterizado por la civilidad termine convertida en un lodazal.

Si aceptará que un proceso que debería ser ejemplo de participación se degrade por la ambición de quienes se niegan a soltar el poder.

El 28 de noviembre no solo está en juego una dirigencia. Está en juego la dignidad de un sindicato y su capacidad de demostrar que aún puede decidir su futuro sin imposiciones ni caciques, tal como lo plantea la planilla Roja.