Roberto Santos // Si hay un partido con capacidad real para atraer a un mayor número de simpatizantes rumbo a la próxima elección, ese es Movimiento Ciudadano.
El escenario nacional sigue marcado por la polarización, donde la política partidista se mueve entre la hegemonía de Morena y el intento de recomposición de los partidos tradicionales, donde MC ha logrado abrirse paso sin ocupar los extremos.
A nivel nacional y estatal, Movimiento Ciudadano no encabeza las encuestas, pero todo indica que mantendrá las gubernaturas que hoy posee y, en otras entidades, ha incrementado su presencia de manera sostenida, como ocurre en Veracruz.
Aunque sus porcentajes nacionales todavía se mueven en un solo dígito, el partido se ha consolidado como una opción competitiva en regiones clave del norte y el occidente del país, donde ya compite como un contendiente real.
Incluso, sus números tienden a mejorar cuando se miden posibles alianzas, principalmente con el PAN, en algunos estados del norte.
En Guerrero, la última elección marcó un punto de inflexión. MC dejó de aparecer en los márgenes de la preferencia electoral para colocarse como un partido en crecimiento.
Las primeras mediciones de 2025 lo ubicaban alrededor del 6.5 por ciento, aún lejos de Morena, pero ya por encima de otras fuerzas menores.
Conforme avanzó el año, las encuestas registraron un salto relevante: alcanzó picos cercanos al 15 por ciento y, de manera momentánea, se colocó como segunda fuerza política, superando incluso al PRI y al PAN.
Aunque las cifras posteriores lo han estabilizado en un rango de entre 9 y 10 por ciento, el dato central es su tendencia sostenida al alza.
Este crecimiento adquiere mayor relevancia cuando se observa el contexto local.
Guerrero continúa siendo un bastión morenista, con niveles de preferencia cercanos o superiores al 45 por ciento.
En un escenario así, cualquier avance de una fuerza distinta resulta políticamente significativo.
Movimiento Ciudadano ha logrado posicionarse como una opción para un electorado que no se identifica plenamente ni con el oficialismo ni con los partidos tradicionales, captando a una franja de indecisos y electores desencantados que comienza a buscar alternativas creíbles.
La disputa por ese voto alternativo se vuelve más clara al comparar a MC con el Partido del Trabajo.
Aunque ambos compiten por un electorado similar, las encuestas muestran una diferencia constante: mientras Movimiento Ciudadano se mueve con mayor autonomía, el PT ha crecido al amparo del poder de Morena, asegurando espacios pero diluyendo su identidad política.
MC, en cambio, ha construido una narrativa propia que le permite capitalizar el desgaste del partido oficial sin cargar completamente con sus costos.
El reto para Movimiento Ciudadano, tanto en Guerrero como en otras regiones del país, ya no es demostrar que puede crecer, sino definir hasta dónde quiere y puede llegar.


La verdadera prueba estará en el trabajo territorial, en manos de los coordinadores municipales, y vale mencionar a Humberto Díaz y a Miguel Eugenio Rentería en Chilpancingo.
Y en Acapulco, un grupo de jovenes, como Ricardo Astudillo, Miriam Muñoz Barrientos, Silvia Caballero, Amed Salas y Alberto Mogollón.
Un dato adicional de MC es que buena parte de su estructura está conformada por jóvenes, quienes tienen en sus manos convertir el avance electoral en estructuras, liderazgos y un proyecto político sólido rumbo a 2027.