Roberto Santos // Cada 13 de septiembre, el Congreso del Estado de Guerrero rinde homenaje a uno de los episodios más luminosos de nuestra historia nacional: la instalación del Primer Congreso de Anáhuac en 1813, convocado por José María Morelos y Pavón.
Aquel acto marcó el nacimiento del constitucionalismo mexicano, porque plasmó en el documento “Sentimientos de la Nación” los principios que aún hoy deberían guiar la vida pública: soberanía popular, justicia social, igualdad, libertad, respeto a los derechos humanos y, sobre todo, la división de poderes.
A 212 años de distancia, estos ideales no han perdido vigencia. Muy por el contrario, cobran fuerza en un momento donde el respeto institucional y el diálogo político son fundamentales para la estabilidad democrática.
Por ello, se debe destacar que el Congreso local es un espacio donde prevalece la cultura democrática, donde la pluralidad política convive, se confronta con respeto y busca acuerdos en beneficio de la ciudadanía.
Muestra de ello es la reciente designación de la Comisión Especial encargada de expedir la convocatoria y dictaminar sobre las candidaturas a la Presea “Sentimientos de la Nación”.
Esta comisión, presidida por el diputado Jesús Urióstegui García, encarna precisamente ese espíritu de civilidad democrática.
Urióstegui, como presidente de la Jucopo, ha demostrado que el arte de la política se enriquece con la negociación, el diálogo, la inclusión y el respeto al otro.
El Congreso de Guerrero ha consolidado una práctica parlamentaria donde prevalecen los valores propios de una democracia madura: respeto a la legalidad, representación plural, deliberación pública, rendición de cuentas y responsabilidad institucional.
Esta vocación democrática es la base sobre la cual se construyen las decisiones que afectan la vida de miles de guerrerenses.
Vale la pena recordar que los “Sentimientos de la Nación” propusieron por primera vez en nuestra historia la organización del gobierno en tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, independientes entre sí.
En la práctica, para refrendar esos principios se realiza la entrega anual de la Presea, en una sesión solemne con la presencia de los tres poderes del Estado, reconociendo así la pluralidad de funciones y el respeto entre instituciones.
Al instalar la Comisión Especial, el Congreso reafirma su compromiso con estos valores.
Pero claro está que no se trata solo de seleccionar a una persona que reciba una medalla, sino de identificar, a través de un ejercicio colectivo y representativo, a quienes encarnan hoy los principios por los que Morelos luchó: paz, libertad, justicia, democracia y dignidad humana, tan difíciles de encontrar en este México de hoy.
Está claro que la democracia no se hereda: se construye cada día, en cada sesión, en cada voto, en cada acuerdo.
El Congreso de Guerrero, encabezado desde la Jucopo por Jesús Urióstegui, nos recuerda que el diálogo y la negociación son herramientas poderosas que todos debemos participar para que que perduren.
Y que honrar los Sentimientos de la Nación no es mirar al pasado con nostalgia, sino actuar en el presente con convicción democrática.