Zona Cero || “La pista de los aviadores” del ayuntamiento de Chilpancingo

Roberto Santos // Para nadie era un secreto que en el Ayuntamiento de Chilpancingo había más aviadores que en la Base Aérea de Santa Lucía.

Pero lo que pocos imaginaban era que el escuadrón municipal estuviera conformado por más de 150 tripulantes, todos perfectamente entrenados en la técnica del “vuelo sin registro y con sueldo garantizado”.

El hallazgo fue posible gracias a un nuevo sistema biométrico de control laboral —una especie de detector de fantasmas con huella digital— que, al parecer, espantó a más de un “empleado invisible”.

Y no es para menos: de pronto, los héroes del aire administrativo tuvieron que enfrentarse a su peor enemigo… el reloj checador.

Según el boletín oficial, la medida busca “fortalecer el orden, la transparencia y la eficiencia”.

Nada más revolucionario que descubrir, en pleno 2025, que el trabajo se hace… trabajando.

Un concepto que, para algunos, debe sonar tan exótico como la física cuántica.

Lo grave no es solo el número de ausentes, sino la precisión con la que el sistema los detectó: 150 ausencias injustificadas.

Uno podría pensar que se trató de una evacuación de emergencia o un simulacro de despegue masivo, pero no.

Era simplemente la rutina: despegar el lunes y aterrizar, con suerte, el día de la quincena.

El Ayuntamiento, en tono solemne, aseguró que esto forma parte de una “gestión moderna, ordenada y transparente”. Y claro, ¿qué más moderno que descubrir que durante años se pagaba a personas cuya principal habilidad era la invisibilidad laboral?

Ahora, con el sistema biométrico en marcha, se acabaron los vuelos rasantes.

Los aviadores deberán elegir entre fichar su entrada o cambiar de pista.

Mientras tanto, en los pasillos municipales se escucha una frase que resume el sentir general:
—“No todos los que vuelan trabajan, pero todos cobran”.

Bienvenidos a Chilpancingo, donde la torre de control por fin encendió las luces de aterrizaje.