Por Jacko Badillo // Estoy plenamente convencido de que la mejor manera de hacer política es trabajando, dando resultados a los ciudadanos que confiaron en nosotros y manteniendo contacto permanente con el pueblo.
Quienes tenemos la honrosa responsabilidad de ocupar un cargo público, ya sea dentro del gobierno o de representación popular, como es mi caso, debemos estar conscientes de que se trata de una oportunidad histórica que no admite tregua ni descanso.
Sobre todo en un estado como Guerrero, donde aún persisten grandes desigualdades sociales, y particularmente en nuestro querido Acapulco, que desafortunadamente no ha podido salir de ese bache en el que lo metieron los últimos gobiernos.
Como diputado local, representante del Distrito 9, que abarca el área rural y parte de la zona conurbada del puerto, para mí sería muy cómodo, solamente asistir a las sesiones que nos convocan en el Congreso del Estado, y de vez en cuando darme una vuelta por alguna colonia o comunidad para simular que no me olvido de ellas.
Sin embargo, quienes realmente me conocen, saben que si algo me caracteriza es que no me gusta la simulación, que cuando me embarco en un proyecto es para darlo todo, sin medias tintas; que me levanto muy temprano y mis jornadas las termino a altas horas de la noche, atendiendo lo más que se pueda no sólo temas del Distrito que represento, sino de acapulqueños en general que confían en un servidor para plantear sus problemáticas.
Sin días de descanso, conviviendo sólo a ratos con la familia, en ocasiones malpasándonos con mi equipo de trabajo, pero con la satisfacción de que estamos cumpliendo, y que lo vamos a seguir haciendo desde la trinchera en que nos encontremos.
Mientras tanto… ¡Jálalo que es Pargo!